De paseo por Venecia

Desde Milán compramos billetes de tren hasta Venecia, un viaje de 3 horas separan estas dos ciudades tan diferentes, Venecia es única en el mundo y solo por eso bien merece unos días de turismo, os cuento que la vida allí es diferente, aprendes a moverte como pez en el agua, jajaja, el vaporetto es el bus que te lleva a todas partes y todos los servicios llegan por barca.

Nada mas llegar nos sentamos junto a uno de los canales a comer en un lugar precioso, os aviso que aunque veas buenos precios, pizzas desde 7€, después hay que ir sumando, servicio de mesa, iva y refrescos a más de 4€, pero un día es un día y comimos unas pizzas marineras cojonudas 😉 en la foto podemos ver a Arantxa y las vistas desde nuestra mesa y a la derecha, muy cerquita de allí, el puente de los suspiros, famoso por ser el último que veían los reos que iban a ser juzgados.

Venecia tiene mucho que ver, mucho que disfrutar, nosotros nos decantamos por el paseo libre y sin mapas, sí, perderse en Venecia es lo más hermoso que puedes hacer allí, buscar un puente bonito para hacer unas fotos, abrazar a tu pareja y sentirte especial en la ciudad más bella del mundo, después buscas cartelicos que pone «Per Rialto» o «Per S.Marco» y te reencuentras, nosotros siempre íbamos a S.Marco pues nuestro hotel estaba a 2 minutos de la famosa plaza, no se que tiene Venecia que acabas adorando las máscaras de carnaval que ves en todas las tiendas.

Fuimos a las famosas islas de Murano y Burano, Murano típica por su cristal soplado, nada mas llegar te guían como corderico hasta un horno donde unos señores soplan y esas cosas y luego pasas a la tienda, encontrando por igual, bellezas y horteradas varias de cristal de vivos colores, Arantxa se compró una pulsera monísima y yo me quedé con las ganas de comprarme una especie de acuario de cristal con peces preciosos pero que costaba varios miles de euros…

Pero nosotros nos quedamos con Burano, casas llenas de colores, pintadas así por los marineros para poder diferenciarlas en la temporada de nieblas y conseguir llegar hasta sus hogares, cada rincón es una foto preciosa.

Comer en Vencia tiene truco, hay que mirar muy bien si está incluido el servicio de mesa, de lo contrario debes sumar un 10% a tu ticket, al final acabamos comiendo en puestos callejeros, pillando la comida y comiendo por la calle pero no lo hagas en la plaza San Marcos o puedes ser multado. Otro sitio para comer de maravilla y a buen precio son algo parecido a cafeterías, menos sitio, menos glamour pero comida excepcional por poco dinero, busca y disfruta de la gastronomía italiana, por supuesto no te olvides de los helados, todos, todos, son con cucurucho bueno de barquillo, no como aquí en España que los baratos son de galleta mala.

Como os decía al principio, lo mejor de Venecia es el atardecer, sal del hotel agarra a tu pareja de la manita y goza de la belleza de Venecia, una simple góndola puede ser toda una joya.

Las iglesias toman otro color, os diré que hay muchas y que a unas se puede entrar gratis y a otras pagando, en la foto, Basílica de Santa María della Salute, construida para celebrar el fin de la peste en 1631.

El puente Rialto, famoso por ser la foto preferida de todos los turistas, estaba en restauración y parcialmente tapado, aun así sigue siendo un puente muy transitado y queda precioso en las fotos.

Ciao Venezia, Ciao Italia desde la lancha-taxi que nos llevó hasta el aeropuerto para volver a la realidad…