Historia de mi Huerto, Punto y Final
La vida es un camino lleno de senderos, hace 6 años, exactamente un 14 de Febrero de 2011, me metí de lleno en uno que llevó mi vida a una aventura como hortelano. Un huerto se cruzó en mi vida y ahora doy por finalizado aquel sendero para seguir con mi vida por otros derroteros, si, la Historia de mi Huerto llegó a su FIN.
En esta historia hay olor a tomates frescos y a tierra mojada, hay patatas, lechugas, berenjenas, calabacines, zanahorias, pimientos, habas, guisantes, judías verdes, remolacha, rabanitos, melones, cebollas, puerros, brócoli, alcachofas, fresas, muchas flores, azafrán, bichitos que se comían la cosecha y también lumbalgia, mucha lumbalgia… y hoy solo quedan lágrimas de nostalgia.
Este artículo lo he querido presentar en una serie de fotografías que llevan tras de sí mucho trabajo, mucho aprendizaje, muchos fracasos y algún acierto y sobre todo muchos tomates, jajaja, la decisión no ha sido fácil si bien es la decisión más acertada.
La historia se remonta al año 2011 cuando firmé un contrato lleno de esperanza e ilusiones sobre una huerta vacía.
Después vino la compra y lectura de muchos libros y la decisión de formar bancales para el cultivo, por dos cuestiones básicas, porque no tenía ni puta idea de por dónde empezar y porque soy muy torpe y así no pisaba lo cultivado…
Instalar el arcón para guardar las herramientas también tuvo su cosa, lo enterré 20 centímetros para evitar que se volara con el viento y dificultar su «sustracción».
Llegaron los primeros frutos verdes no se si fue por casualidad o después de mucho trabajo, las primeras acelgas, lechugas, habas, etc…
Con la llegada del verano, crecieron los primeros tomates, que ricos, que sabrosos, orgullo de todo hortelano.
Arantxa también tenía su rinconcito lleno de color, un jardín que siempre nos acompañó, cambiando en cada temporada y adaptándolo con cariño, proporcionando flores frescas para decorar la mesa durante toda la temporada de verano.
Llegué a construir hasta una casa para mariquitas, las amigas del hortelano, quedó preciosa en medio del jardín, lástima que no tuvo mucho éxito y las mariquitas nunca llegaron a vivir allí.
Y ahora viene la definición más dura de «trabajar la tierra», la maldita motoazada, una y no más Santo Tomás, me quedó tal lumbalgia que solo la pasé una vez, el resto de temporadas pagaba para que lo hiciesen…
Lo que sí hacía era salir por el campo a buscar cañas para posteriormente plantar las tomateras, era un día de paseo y una sudada para volver cargado al huerto y posteriormente limpiar, cortar y montar el chiringuito para acomodar las plantas de tomate, confieso que el último año compré las cañas ya preparadas porque no me daba de sí la vida.
En 2015 llegó el primer susto, la inundación de las huertas por una crecida del río Ebro, fue como el renacer del Ave Fénix, muchísimo trabajo para limpiar el destrozo y rehacer todo el huerto desde cero.
A raíz de un nuevo inicio de huerto, cambié de los bancales a los caballones, se rentabiliza mejor el espacio de tierra aunque hay que saber andar por los surcos, de hecho me creé unos caminitos de madera para no destrozarlo todo, jajaja.
Y algo que me acompañaba cada verano, si sumamos agua y sol, todas las plantas crecen, incluso las indeseables, mis eternas enemigas las malas hierbas, en este punto os aseguro que te replanteas si tanto trabajo merece la pena, ¿por qué no serán comestibles las malas hierbas? ¡si siempre he tenido más de ellas que de plantas comestibles!
La conclusión de cada temporada siempre ha sido dedito arriba, satisfación por el trabajo realizado, a veces mucho, a veces llegando a abandonar la huerta durante meses, pero siempre plantando y dándole a la azada con cariño.
Pero llegó el día de decirle adiós, la tarde del día 29 de enero de 2018, desmontamos todo, hicimos una marcha atrás en el tiempo, donde se ve un espacio vacío había un arcón lleno de aperos de trabajo.
Si volvemos la vista atrás ahora solo queda un trozo de terreno vacío, bueno, dejé el riego por goteo y las cañas para el siguiente hortelano que llene de ilusión las tierras, y mirando hacia atrás en el tiempo nos quedan lágrimas de nostalgia y orgullo por el trabajo realizado.
Siempre permanecerá en nuestra memoria el olor a tomate fresco y a tierra mojada.
Bonita historia, con un final, al menos por mi parte totalmente previsible.
En el pueblo de mi padre, yo viví una parte muy pequeña del trabajo de hortelano, además antes el trabajo era todo a mano, el riego a través de surcos entre las hortalizas con una gran cantidad de agua que si te descuidabas reventaban y el agua se iba por todos los sitios, menos por donde debía, luego estaba la recolección… y vuelta a entrecavar para volver a preparar el huerto.
Dije que nunca más y eso que entonces era joven de 12 a 16 años.
Mi cuñado hermano de mi mujer, tiene un enorme huerto en un pueblecito de la provincia de Segovia, el lo ha vivido desde pequeño ya que su padre era hortelano e iba con un burro a vender las verduras a los pueblos cercanos.
Tiene unos pocos años menos que yo y el huerto ya lo va recortando en superficie y me temo que pronto dejará un pequeño trozo ya que además tiene gallinas y las va alimentando con los desperdicios de huerto, también tiene una piscina, por ello en verano están mucho tiempo en el huerto.
Un abrazo a tu familia y uno especial a Julia, con la que estuve hablando el otro día por teléfono.
P.D. Perdona por la extensión.
Que tal estás Emilio, bonita historia la tuya, al menos yo puedo decir que lo intenté, jajaja, mis hibuprofenos me ha costado, ha sido una experiencia muy bonita como se puede ver en el artículo de la que no me arrepiento.
Un abrazo grande de mi familia para ta tuya también.
Eres un urbanita nato y nunca entendiste la tierra. Creíste que era como ir al súper pero tomando el sol. Pero no temas no te faltarán alimentos aunque te los traigan desde China.
La mayoría de la gente vive de espaldas del agro. No entienden nada.
El Ebro tiene esas cosas. Desde siempre.
A ver si nos sorprendes con alguna receta nueva.
Un saludo desde la rivera del Ebro. Un poco más arriba de dónde vives.
Efectivamente María, nadie de mi familia procede del campo, nunca pretendí ganarme la vida con la tierra, por lo tanto ha sido un aprendizaje y disfrute del cultivo, estos 6 años hemos disfrutado de verduras frescas durante el verano y también apreciado el trabajo que hacen los agricultores.
Saludos María.
Querido José: Un gran abrazo por todos los momentos de hortelana que pude vivir gracias a tu experiencia. Cómo sufrí con las inundaciones y cómo te admiré cuando volviste a la huerta con renovados bríos e igual entusiasmo.
Te felicito, me parece muy bien que sepas cuando hay que decir adiós a las etapas que la vida nos presenta. No tengo dudas que sea lo que sea que emprendas ahora llevara la esencia de tus hortalizas y el respeto por la naturaleza y el trabajo sacrificado de nuestros campesinos. Soy de Chile y te sigo desde hace años tanto como pequeño agricultor como gran cocinero. Un abrazo y a triunfar que hombres como tú siempre hacen que la vida tenga sazón al igual que en la cocina. Manuela
Muchas gracias por tus palabras Manuela, ha sido una experiencia inolvidable y me alegra saber que llega tan lejos, ahora publicaré más despacito pero no abandono el blog, otras obligaciones ocupan mi vida.
Un abrazo.
Querido José, me he emocionado contigo. Sabes cuánto te he envidiado por tener ese trocico de tierra para ti sólo. Esos tomates que de vez en cuando nos traías con ese olor de antes…qué ricos José. Has disfrutado estos años, te has caído y has vuelto a renacer, eso es la vida y así hay que afrontarla.
Cerramos una etapa y emprendemos otra con ilusión, estoy segura de ello. Has sido muy generoso, ahora el que venga detrás lo cuidará y disfrutará de los buenos ratos, cómo tú.
Un abrazo amigo.
La de aventuras que nos dan los blogs, a veces mucho trabajo pero también muchas satisfacciones, lo mejor como siempre serán esos cafecicos que nos tomamos de vez en cuando. Ahora ya sin tomates jejeje.
Besicos amiga.
Hola Jose, Con todo lo que has trabajado me da pena que tires la toalla, pero es verdad que todo lo que ha pasado por tu huerto te ha puesto a prueba y tu has seguido, los tomates super ricos, los he probado y el resto seguro que tambien.
Ahora te queda el recuerdo bueno y regular, haces balance y yo creo que es una estupenda experiencia que contaras dentro de unos años a tus nietos.
Ahora toca hacer otras cosas, pero tu huerto y las fotos siempre será un recuerdo, un abrazo.
Sí Sefa, tengo fotos como para hacer un álbum bien grande, de cada etapa de crecimiento, incluso de cosas que no llegué a publicar como un ataque de avispas y de cómo acabé con aquel avispero traidor, jajaja, en fin, espero que algún día tenga nietos para contarles que una vez tuve huerto.
Beiscos amiga.
Un huerto increíble. Si tienes un pequeño espacio en tu hogar, podrás construirlo a tu escala. Es reconfortante cuidar de tus plantas y obtener sus frutos. Si te animas, encontrarás un hobby increíble.
Muchas gracias, ahora nos conformamos con plantas de interior, jejeje.